miércoles, 6 de febrero de 2013

El sol y la Luna


Atrás  del  cerro del cerro del muerto, entre Venaderos y los Caños todas las tardes llega el sol  a descansar después de una jornada laboral ardua; entre los habitantes de venaderos es bien sabido que al recostarse el sol sobre las montañas da un último estirón, iluminando el cerro todos los días con un atardecer jamás visto en ninguna parte.
Con esto el sol recostado voltea hacia el infinito cielo para observar a su compañera y amor de su vida la luna, que aunque sabe que su amor es imposible, antes de dormir le gusta observarla y es bien sabido que la luz de luna aunque es más tenue es más seductora y envolvente, que la luz de día.

El sol en esa pose se cuestiona día con día que es lo que la hace ver tan bella a la luna…. si es su tranquilidad, su romántica figura o ese encanto fatal que envuelve a los seres humanos al desvelo.

Por su parte la luna cuando llega el momento de realizar su trabajo de la cual sale inocente y silenciosa, casi, casi como una niña de 5 años, observa lo tonto y simple que es el sol, tan tosco y torpe pero a la vez fuerte y seguro, eso lo vuelve loco a ella tan loco que muchas noches la luna cuando está más enamorada su luz es más brillantes.
Ella emerge entre San Pancho y Betulia, cabe señalar que son dos orillas opuestas, entonces esto le permite a la Luna y al Sol poderse contemplar de frente.

En algunas ocasiones el sol se desvela ligeramente para poder decirle cuanto la extraña y manda besos cargados de calor (es por eso que algunas noches son cálidas en la ciudad) y con esto la luna se pone roja, roja y es cuando todo mundo observa el cielo y ve a la luna con sus chapetes casi, casi como si estuviera apenada, y es cuando ella se envuelve una parte de ella con un velo obscuro.

También ella se da unas escapaditas y en el día va a observarlo, pero ella es mucho más discreta, se queda en un punto a observarlo calladita para no interrumpir el gran trabajo del Sol y para que descanse un poco se acerca a la tierra para susurrarle a ella, que le mande una nube para que se tome un pequeño descansito.

Y día con día semana con semana los dos enamorados escriben esta sinfonía estelar.
 
 

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