viernes, 15 de febrero de 2013

El Hombre de las Mariposas




Cerca de mi casa a unas cuantas cuadras, alrededor de las 8 de la mañana siempre veo a la misma persona, un anciano de bastante edad que busca entre la basura, tal vez plástico y cartón que vender o algún tesoro desechado por la gente.

El anciano siempre se ve con una serenidad inmensa y a pesar de que se encuentra sobre una de las avenidas más importantes y congestionadas de esta ciudad, al parecer a él, el ruido no le hace efecto alguno de intranquilizarlo, es más muchas veces llegue a pensar que era sordo; para mi sorpresa un día que pase junto a él, lo saludé amablemente a lo cual respondió de la misma forma y moviendo un sombrero de paja que tenía aquel día.

Normalmente en la acera de enfrente yo tomo el camión que me llevará a mis actividades diarias y me da la posibilidad de observarlo mientras llega mi trasporte.

Siempre llega con un carrito como se supermercado en la parte inferior lleva comida, agua y bolsas de diferentes colores llenas de tiliches, en la parte superior es donde pone el cartón el platico y demás cosas que posiblemente después venderá.

Algo interesante es que llega solo al contenedor de basura, pero cuando el anciano se introduce dentro llegan dos perros Alaska blancos y de sientan aún lado de su carrito. Uno de los perros tiene un ojo de color verde y el otro blanco, mientras que el otro perro  tiene un ojo verde y el otro negro.

Cuando el señor termina su labor en ese contenedor, de una de las bolsas inferiores a su carrito, saca mariposas blancas y las empieza aventar hacia los carros que van en movimiento, los conductores ni siquiera notan la presencia del señor y menos de las mariposas, pero he observado que cuando una mariposa toca un carro en movimiento, la persona baja su velocidad y se le ilumina la cara, casi, casi podría jurar que hasta sonríen.

Las mariposas al tocar el parabrisas se convierten en polvo y cuando el anciano ya no tienen  mariposas se va con su carrito a otra parte, los perros uno se adelanta mucho a su amo y el otro al sentido contrario y se pierde entre las calles.

Muchas veces he pensado si la esperanza es blanca y vuela entre las calles así mismo si la búsqueda de la tranquilidad se encuentra entre los recuerdos de viejas cosas.

Que pequeños somos....

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