jueves, 28 de agosto de 2014

El Ciclista de las Flores de Metal

                   Si me preguntan si las flores duran para siempre, podría contestarles que no sé, pero en cambio puedo contarles la historia de Don Chema, un humilde balconero de la Pirules, que con la incursión de productos chinos y de bajo costo a la ciudad tenía cada vez menos trabajo, hasta el punto que tuvo que cerrar su changarro, curiosamente el oficio lo había aprendido desde la secundaria hace ya mucho tiempo, en  aquella secundaría N°1 federal "Benito Juárez" y por más de treinta años se había dedicado a esa noble labor de embellecer las cocheras, ventanas y fachadas de casas; al encontrarse sin chamba y con el poco material que le quedaba empezó a fabricar artesanías…. ya saben desde el típico florero, cenicero y porta llaves, hasta las figuras con tornillos del Quijote de la mancha, el cual las hacía con una dedicación y entrega especial, contaba con todos los tamaños y formas posibles de flores. Diariamente en las mañanas, el agarraba su bicicleta de esas que dicen que son lecheras, pero eso sí, bien forradita con cinta de color verde, blanco y rojo y recorría las calles de la ciudad, específicamente del centro, ofreciendo sus artesanías, pero curiosamente las que más se vendían eran las flores de metal....Tulipanes !!!, Gardenias !!!, Rosas !!! Margaritas !!!, Tulipanes !!!, Gardenias !!!, Rosas !!! Margaritas !!!, era su grito por toda la ciudad.
                 
                Mucha gente al escucharlo volteaba a verlo para ver que ofrecía, lo curioso es que esperaban ver las flores al natural, pero encontraban las flores en forma de metal, pero con un parecido tal, que hasta el más botánico de los botánicos de la Universidad  Autónoma de Aguascalientes, podría confundirlos  a primera vista.
               
                 Una de esas ocasiones envuelto en el vaivén de su voz, me acerqué y le pregunte que flores vendía, dándome la lista de las que traía, pero ninguna me llamó la atención, a lo que le respondí, lo siento ando buscando una flor que se llama "pensamiento"; a esto el me respondió - Es una flor muy poco común que me soliciten, pero si me da diez minutos se la fabrico joven -. Para esto le respondí que lo vería en el mismo lugar en el tiempo acordado y empecé a caminar por la plaza principal y fisgonamente me senté cerca de él busto de Manuel M. Ponce, digo fisgonamente porque al sentarme, cerca se encontraba la banda municipal y empezó a tocar... estrellita.

                Al deleitarme la canción y otras dos más con una interpretación perfecta, regresé al lugar para ver la creación del artista; él se encontraba ya en el lugar esperándome y al verme me dijo con una sencillez - Joven le agradará su flor-, al verla me recordó el material con lo que eran fabricados los juguetes con los que yo me divertía horas de niño, pero con un toque natural que nunca había visto.

Por no dejar pasar y como costumbre del que consigue una flor en sus manos la olí, a sabiendas que la flor de metal no contendría olor alguno o quizá el de la pintura y el metal. Para mi sorpresa, contenía un olor peculiar que me remontaba al aroma de la sopa de fideo que mi madre me servía de niño, esa sazón que solo una madre tiene para cada hijo.

Impactado en el acto me quede sin habla escasos segundos, a lo que Don Chema me pregunto - Le gusto -, y yo con una sonrisa inocultable le respondí que si, le pagué lo acordado y  crucé el centro con mi recuerdo entre manos.


                Curiosamente al caminar por la calle Carranza encontré a varias personas con diferentes flores de metal que olían sin cesar y algunos comentarios que escuchaba, hacían referencia a lugares, épocas, sabores, algunos colores y recuerdos. A lo que concluí que el ciclista de las flores de metal, no solamente te vendía una artesanía sino un fragmento del alma de una sonrisa de un  recuerdo.

La Barbie de Infonavit

El frio de la mañana me empezaba a molestar, creo que era domingo porque empecé a escuchar mucho barullo de la gente que empezaba a arrimar sus cosas para ponerlas en el tianguis de la línea de fuego. En estas celdas de esta delegación de policía, lo menos que uno tiene es privacidad, ya que se escucha de todo, creo que era domingo…, porque entre semana normalmente en estos rumbos está muy callado todo, solo los domingos cobra vida el tianguis… En fin… tengo mucho frio y me duele mucho el cuerpo.

-Solovinooo !!!! sigues ahí?-

- Guauuu, Guauuu  -

- Aquí sigo, cualquier cosa me hechas un grito !!-

-Guauuu, Guauuu –

            Ese solovino… siempre ha estado conmigo en todas partes, recuerdo que el día que lo encontré, fue el día de Andrea nació…. cómo no recordarlo hace 7 años, cuando mi esposa estaba dando a luz ahí en el hospital de la mujer por tercer anillo de circunvalación, y las cosas se complicaron en el parto y el doctor llegó a mí a decirme su esposa o el bebe, yo conteste apresuradamente que mi esposa, pero ella ya había decidido salvar a la criatura.

            Recuerdo que cuando vi a Andrea con sus manitas tan pequeñas y tiernas, y sus ojos chinos, como princesa tapatía, me sentía terrible porque no iba  tener madre la niña, creo que nadie debería de pasar por algo así menos una criatura tan pequeña.

            Al salir del hospital con Andrea entre mis brazos, todos los familiares estaban arreglando el papeleo y yo no entendía de qué me hablaban, solo sé que miré hacia la avenida y en eso .… ví como iba cruzando una perrita con 4 cachorros, de repente, un camión Urbano ruta 50, que  atropella a la perra  y choca con el poste ocasionando un caos ya que el poste derrumbó el semáforo y tapo la circulación ocasionando otros choques estilo carambola.

            En fin, cuando el camión atropello a la perra vi como los perritos también eran aventados, me acerque a ver qué podía hacer y encontré un perrito llorando y aullando al lado de su madre, el perrito llamaba a su madre con tal melancolía y ella no le respondía, los demás hermanitos no corrieron la misma suerte que él, ya que se encontraban sin vida, levante al cachorro y le dije también te quedaste sin madre igual que Andrea, y ahí estoy con mis dos criaturas, un perro en la mano izquierda y una niña en la mano derecha.          

            De ahí pa delante las cosas no han ido nada bien, perdí mi empleo, me endeudé y perdí mi casa de la colonia San Marcos, ahora rento en Pilar Blanco un departamento muy pequeño cerca de mis padres, y para colmo antier que estaba en la cantina que el menso del Juan me hecha pleito por una cobranza de un dinero que le debía y hasta la poli llego y nos llevó a los dos a la delegación, y lo peor es que no sacan en sábado de aquí.., ni en domingo.., ahora a esperar para el lunes.

            Lo malo de todo esto es que hoy es 24 de Diciembre y mi nena está de seguro con mis papas y no tengo ni para un regalo para ella…. esta suerte obrera que tengo…

             Al poco tiempo se escucho la voz del Policía:
-TU !!! , Órale para fuera y derechito a tu casa que es 24 de Diciembre y no me quiero quedar haciendo guardia en esta noche por tu culpa.

Rápidamente corrí de los separos de la delegación y Solovino iba tras de mí, de pronto se me vino a la mente la imagen de mi hija preguntando que le iba traer el niño dios y me detuve de pronto, y empecé a caminar más despacio, di algunas vueltas por la cuadra del templo de la virgen de san Juan queriendo encontrar una solución.

Un poco desesperado intenté pedir dinero para comprarle algo sencillo, en eso una señora me da un billete de a veinte, al parecer mi facha favoreció tal acto diciéndome -Ten mijo pa que te heches un taco - ; caminando por la calle veía el billete y pensaba que aunque fuera unas ligas para el pelo o un collarcito de fantasía le compraría con esos 20 pesos a Andrea.

Pero sin pensarlo Solovino que me arranca el billete de las manos con su hocico y pego tremenda carrera que parecía que había visto al mismísimo chamuco, ¡órale perro loco!, ¡ven para acá que no tenemos tiempo para jugar! , corrí tras de él solovíno y este saltó a un contenedor de basura de esos amarillos de las esquinas, al llegar al contenedor empecé a regañar y gritarle al perro, en eso me dí cuenta que dentro se encontraban unas muñecas regadas en una caja dentro del contenedor de basura; muñecas de esas barbies algunas sin vestidos o sin algunas partes, agarré la caja para mirarlas más de cerca y recordé que en la secundaria fui el único de los hombres que entré al taller de corte y confección y eso fue por mis bajas calificaciones, y dije  para algo me debía de servir en la vida... este es el momento.

Fui a la casa de la comadre ahí por Fundición y le pedí que me prestara hilo y aguja para arreglar los vestidos de las muñecas, jabón y agua para bañarlas,  las lavé, las arregle y de todas las muñecas que no servían  quedó solo una  muy bien arreglada con 7 hermosos vestidos.

La envolví con papel celofán  color rojo y fui corriendo a la casa a ver a  mi princesa. Al llegar a la casa, Solovino anuncio nuestra llegada con ladridos por todo el edificio que lleno de alegría nuestra casa.

En la noche dejé el regalo bajo el árbol de navidad, y en la mañana siguiente Andrea viene conmigo diciéndome –Esta muñeca es igualita a mi madre !!!-, le respondí que como sabia eso si nunca la conoció, y ella respondió, - Cada noche Mamá me visita en mis sueños para darme un beso de buenas noches-, a lo cual respondí con un beso y un abrazo.

A la mañana siguiente Andrea se encontraba jugando con sus amigas en la calle, con los recién nuevos regalos de navidad, se le veía feliz y contenta, mientras tanto yo me preguntaba que iba a ser de mi futuro laboral, en eso entra Andrea y me dice, - Papa a Tania se le rompió el vestido de la muñeca mientras jugábamos, ¿puedes arreglarlo?-, a lo que en un segundo empecé a trabajar en arreglar el dicho vestido y claro está quedo como nuevo !!!.


Lo que más me sorprendió es que desde ese día más y más gente me viene a buscar para arreglar sus muñecas, tanto que he tenido que poner un local al cual le puse “Hospital de Barbies” en la calle victoria, casi con Valentín Gomez Farias en el centro de la ciudad.    




jueves, 2 de enero de 2014

El Perro de la calle Victoria

Cerca de la catedral, por la calle victoria específicamente en el numero 103, estaba en la ventana de una vieja casona antigua Willie, un perro con ojos de perro Doberman pero no era Doberman, con hocico de labrador, pero no era labrador y con cuerpo de viejo pastor Ingles, pero no era pastor Ingles, más bien era un pastor alemán.

            Willie disfrutaba las pequeñas grandes cosas que hacen los perros en casas viejas, comer comida normal que caía de la mesa de sus amos y no esas croquetas desabridas con mucha nutrición que dicen los veterinarios; Guacala !!, quisiera ver a los humanos probar esa comida peor que la de esclavos !!. También le gustaba caminar por el zaguán y ver las fotos viejas con marcos decorados con grecas y adornos de madera pintados de dorado, claro está que como él es un perro no distingue colores.

            Le encantaba acostarse en la orilla del sillón donde su ama escuchaba diariamente en una radio la estación de radiodifusión Estero Mendel “la voz e imagen del instituto Mendel”.

            Pero lo que más le gustaba hacer, era sentarse en la ventana que daba a la calle, un pedacito que sobresalía de la casa que especialmente alcanzaba las dimensiones del perro. Se sentaba tan quietecito que parecía un adorno de la casa y como no hacía ruido pues los transeúntes no les molestaba su presencia, aunque algunas veces uno que otro despistado sobresaltaba al pasar a un lado de Willie y este movía la cabeza o la cola.

            Peculiarmente salía a posarse a la misma hora, que en términos caninos son algo así como cuando los pájaros se reúnen de nueva cuenta en sus condominios de arboles del jardín central de la plaza principal y empiezan a chismearse de sus andares del día; para aquellos humanos que leen el cuento y para no excluirlos son a las 6:30 pm.

            Normalmente cuando escuchaba los primeros chismes de la tarde-noche donde se enteraba que las palomas del Guadalupe y los pájaros tordos del jardín de Zaragoza se volvieron a pelear por aquella gorrioncita pecho amarillo por decir uno de los tantos chismes bien conocidos por Willie, sabía que era momento de salir a su palco.

            En el momento que Willie se sentaba a admirar la vida de la calle, muchos de sus vecinos pájaros les gustaba bajar con él hasta su ventaba y le consultaban…

-Don Willie estamos artos que nos den migajas de pan en los jardines.-

A lo que Willie les respondía con una habilidad propia de un perro y claro del consejo del día que escuchaba en la radio, - San Agustín nos dice: Reza como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti, da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.-

Los pájaros que lo visitaban siempre seguían sus palabras y lo consideraban como el maestro de la casa de las mil ventanas de los consejos de la armonía.

En fin, al posar la noche en la bella ciudad de Aguascalientes y los pájaros empezaban a dormitar lo siguiente que disfrutaba Willie era observar aquella parejita que caminaba tranquila por la calle cuando el ruido de la ciudad había cesado como una invitación al tiempo perfecto para el romance y la serenidad. También ver a la gente salir de sus trabajos algunos gustosos y otros no tantos de regresar a sus casas y convivir con sus familias, y escuchar las campanadas de la catedral invitando a los feligreses a las misas de cualquier índole.

Algo que le causaba mucha curiosidad era ver como pasaba el camión que limpiaba las calles y arrojaba más polvo del que tenía, dejando más sucio de lo que al principio estaba, él le llamaba la caja de arena de gato.
Y así Willie se deleitaba la pupila con su bella calle Victoria y su festival de algarabía citadina que tanto le divertía y lo hacía feliz.