Recuerdo que aquella mañana en el parque la Pona, en donde en la plaza principal del mezquite más viejo, se encontraba el cierre de campaña del partido de los pinacates. Que las pasadas elecciones, habían perdido con una aplastante diferencia; pero que en estas nuevas elecciones venían renovados con sangre joven y entusiasta, con ideas innovadoras para el parque y con una fuerte convicción de la victoria.
Era tanto impacto en los movimientos de campaña,
que se veía movilización en todos los sectores de la ciudad, mitin de campaña
en el parque de bosques del prado, Debates televisados desde el jardín de la
Alameda, acercamiento con la población en los corredores del paseo del rio, junto al Rio San Pedro en el fraccionamiento Del Valle, desayunos en el jardín
del encino, etc.
Su labor de campaña no solo era local, ya que venían
pinacates de otros estados y podrías verlos por toda la ciudad apoyando y
hablando maravillas de sus candidatos.
Por su parte el partido opositor, el de las
cucarachas, aunque tenía el control total dentro del gobierno de la ciudad había
secciones de la misma como el parque la pona, el Jardín de Guadalupe, el jardín
del Obraje, la plaza fundadores, por mencionar algunos, donde los mismos
habitantes, no estaban tan conformes con el desempeño de la forma de gobernar
de los líderes de las cucarachas y les atribuían problemas de invasión de otras
plagas en parques y jardines como son chapulines, gatos y perros callejeros que
traen problemas de alimentación y salud entre los vecinos de la ciudad.
El candidato del partido de las cucarachas para
esta ocasión no era alguien muy conocido o diestro en el arte de la palabra, es
más, cuentan las malas lenguas que fue una selección y dedazo del gobernador,
que ni siquiera era de esta ciudad y que además era o una mariposa o una
hormiga vestida de cucaracha.
Bueno a lo que íbamos…. Después del cierre de campaña
donde había de todo desde grupos inconformes a aquellos que apostaban el todo por
el todo; unos días después se dieron las elecciones, a la cual aunque no fue con
una concurrencia muy marcada, si reflejo un interés a la cual pasaban chinches,
piojos, gusanos y todo tipo de artrópodos de la región a votar y que querían ver
a su parque convertido en ese lugar de esperanza
que tanto había anunciado el candidato.
Como era de esperarse las elecciones lo ganaron los
pinacates y las cucarachas perdieron, aunque estas últimas tenían el mando en la
gubernatura, le darían otros tres años para replantear sus objetivos. La sociedad
se sentía esperanzada del nuevo cambio, esperando que su nuevo ganador diera coherencia
entre sus palabras y sus acciones.
En fin ya saben cómo son las campañas con dimes y
diretes que hacen de este juego político entretenido como un juego de ajedrez y
que despierta la esperanza en los nuevos ciudadanos que esperan que los más preparados
puedan tomar las mejores decisiones para un mejor desarrollo social, urbano y económico
en su entorno, del cual puedan sentirse felices, plenos y seguros, que es el verdadero
sentido y significado en esencia de la política “un quehacer ordenado al bien común”.
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